Alma

Me gusta
rascarme los pensamientos
y ungirme
el corazón.

Se hizo carne por amor u obediencia

Son las 5:25 de esta mañana fría de enero en donde me he levantado pensando:

si el llamado Hijo de Dios -Jesucristo- ¿murió por obediencia o por amor?,

y si lo hizo por amor; ¿entonces a quién?

El Verbo se hizo carne, dio su vida hasta la muerte, en servicio a la humanidad, pero:

¿lo hizo por amor, o por mandato?

El Verbo se hizo carne en obediencia y no necesariamente por amor a la humanidad.

(Pienso yo)

El Padre amó de tal manera que entregó a su hijo por la humanidad, pero su hijo:

¿se entregó por obediencia o por amor?

(sigue la pregunta en pie y en espera...)

¿Por amor a si mismo?

¿Por amor al reino divino?

¿Por amor al ser humano?

Pienso, busco, y pregunto: En algún lugar dirá que El Verbo hecho carne amó al mundo y se entregó al mundo por amor, y no -solamente- por la obediencia, o por seguir la orden de un mandato...?

Nada, que solo quiero saber si el Verbo hecho carne, amó a los seres que también se hicieron carne, y que hoy día sigue hurgándoles ¿el por que? de esta humanidad.

(Hurgando el amor divino, en esta mañana fría de enero...)

¿Habrá alguien que busque sabiduría, y busque discursos profundos?

(se pregunta El Sabio)

Haiti

Haiti

Un grito de angustia.

Tu beso

Extraño tu beso

así como cuando extraño y necesito

el agua, cuando tengo sed.

Bendición

Me acaban de decir:
que yo bendigo la vida,


que Gran Responsabilidad...


:)

Ay!

Pes de la Paraula

El Comentario que me ha regalado el Pes de la Paraula ha quedado tan bello, es tan hermoso, que lo quiero compartir con todos/ as.

Su comentario fué engendrado a raíz del post (que hice) titulado: Eran Tres.

Dice así:


Eran tres, si, yo los vi.
Los ojos se fueron siguiendo las botas negras,
marcando el paso de un viento
que le seguía revoloteando sombreros de alas grandes.
Entraban como remolinos en las casas, repicando las altas botas negras
por encima de las maderas sueltas del suelo,
y levantaban el polvo que las pobres escobas no podían sacar,
y ese viento cálido hacía remolinos oscuros de polvo bajo el sombrero de fuertes alas grandes, hasta que nos imaginábamos el bailarín de cuerpo oscuro,ágil y rápido.
Y mirábamos desde fuera de las pequeñas ventanas desguazadas como dejaban el regalo de su baile a aquellas pobres criaturas, como tres reyes, uno de brillantes altas botas negras, otro de ondulantes fuertes alas grandes
y el tercero, negro como el estalzí que todos llevábamos por el cuerpo,
hecho como nosotros del hollín de nuestras vidas, era el más nuestro,
porque era como la vida misma que conocíamos, el botas, el sombrero y el viento,
entrando y saliendo de nuestras vidas al ritmo que marcaba el repique,
ya fuera de huesos en el suelo, de la herramienta luchando con la tierra, de los dientes fueran música al frío y al hambre. Éramos demasiado pobres para soñar otra cosa.


(MI APLAUSO Pez de la Paraula)

Ternura de palabras

Déjame
con la palabra
en la boca...

♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥♥

Aún
me fluye
ternura
en la boca
de mi corazón.

¿Inminente?

Me pregunto, porque solo lo quiero dejar en preguntas:

¿Hasta dónde los foros gubernamentales deben respaldar, apoyar o defender "el inminente interés público", sobre - o versus - los derechos (personales) humanos?

¿Los derechos humanos, también podrían ser inminentes?

Y ¿algún interés propio (inminente), tendrá mas peso, que el interés social?

Eran tres

Entraron, y eran tres.

Un día -me dijeron- que iban a llegar, que solo necesitaba ponerle pasto, y fuá !!

pasto le puse, ¿pasto comían?, los esperaba con ojos grandes, mirando por la rendija, estática sin moverme esperando con una manzanilla, comiendo a sorbos sin hacer ruidos.

Y llegaron, entraron y eran tres, tal y como me lo habían vendido.

Uno venía con botas, eran negras y taconeaba, otro venía con sombrero, era negro de ala ancha que volaba sobre su cabeza, y el tercero era como el viento que entraba y dominaba la escena.

El de las botas negras bailaba, casi espadeaba con aquellas botas negras brillosas, su taconeo era todo un musical, el del sombrero tenía alas, y siempre le volaba sobre la cabeza sin posarse, y el tercero, el viento, eran mariposas, con olor a rosas, que llenaba el ambiente.

Parecían reyes, pero en realidad para mí, eran unos magos que llegaron para darme la pista, la idea o el mapa, de un nuevo amanecer.