Verbo...: Ser dos en Uno

martes, 20 de julio de 2010

Ser dos en Uno

Mi única meta fue

lograr ser

Uno,

contigo.

Lograr la unidad

total y absoluta

hasta lograr ser dos en UNO

en cuerpo

pensamientos

deseos

alma

y espíritu.

20 comentarios:

Anónimo22:05
Fundirse y confundirse con el otro
Hermosas ( como siempre ) tus palabras.

Me gusta tu nueva casa.

saludos
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Javier F. Noya23:34
Vaya meta te has propuesto. Besos
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MAR23:58
QUE LINDO...REALMENTE.....
Besos para ti
mar
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TORO SALVAJE01:13
Es una meta difícil.
Y no suele ser muy duradera.

Besos.
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Maga h08:53
Acuerdo con Toro! Me gusta que lleguemos juntos a laguna meta. Con eso me basta!

Abrazo!
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María11:45
Yo prefiero:

1 + 1 = 2

el mundo de pareja son dos, siempre 2.

Un beso.
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Anónimo11:46
y entre tanto, disfrutarlo
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Anónimo13:46
Hola! Con motivo del segundo aniversario de nuestro blog, queremos regalarte un presente. Pasa a buscarlo al blog del Taller.
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Catalina Zentner Levin08:14
¿Y por qué no?
Se puede, te lo afirmo.

Abrazos,
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Conciencia Personal18:57
En acuerdo lo que dice Toro Salvaje: " difícil meta" casi una utopía...

El diseño nuevo es encantador, respira arte, enhorabuena!!!

besos, Monique.
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Maritza23:01
¿FUE tu meta?

Abrazos Verbo, y muchas felicidades para tu vida.
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MaLena Ezcurra09:17
Ser dos , uno, infinitos.

Precioso Verbito, un besazo.

M.
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Susana Peiró13:11
Una empresa grande, gigante. Dos personas distintas en unión total y absoluta, suena a Un Gran Momento. Y ese momento sí, me parece posible de concebir.

Que así sea para Vos, hay momentos que lo valen todo.

Besos enchulados!
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Elizabeth06:43
La humanidad impar, intenta a la par, deidad.

Besos redondeados a la centena más cercana.
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sevillana12:00
Dos y nadie más.
Besos
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Sofía Garzón12:18
Somos Uno más... (+)
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More15:04
Espero que lo logres, querida.
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Ninfa Azul11:38
Fundidos en el extasis del amor..dos son una sola gota.
Besos.
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Verbo...08:49
-9
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Verbo...06:53
Besos
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AJEDREZ - Jorge Luis Borges

En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas.
El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores las formas: torre homérica, ligero caballo, armada reina, rey postrero, oblicuo alfil y peones agresores.
Cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito.
En el Oriente se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón ladino sobre lo negro y blanco del camino buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada del jugador gobierna su destino, no saben que un rigor adamantino sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero (la sentencia es de Omar) de otro tablero de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonías?

¿Porqué esos lirios...? de Miguel de Unamuno

¿Por qué esos lirios que los hielos matan?
¿Por qué esas rosas a que agosta el sol?
¿Por qué esos pajarillos que sin vuelo se mueren en plumón?

¿Por qué derrocha el cielo tantas vidas que no son de otras nuevas eslabón?
¿Por qué fue dique de tu sangre pura tu pobre corazón?
¿Por qué no se mezclaron nuestras sangres del amor en la santa comunión?
¿Por qué tú y yo, Teresa de mi alma no dimos granazón? ¿Por qué, Teresa, y para qué nacimos?
¿Por qué y para qué fuimos los dos?
¿Por qué y para qué es todo nada?
¿Por qué nos hizo Dios?

Rosa del Sol de Ramón Maria del Valle Inclán

Rayuela, capítulo 7 de Julio Cortázar

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.